Fraile Muerto en el itinerario de
Mr. Woodbine Parish

Por Luis Beltrán Martínez Thomas
En las postrimerías de la guerra emancipadora se abrió en la república del Plata un panorama institucional acorde con la importancia y el interés que representaba, en su condición de país independiente.
En marzo de 1824, Sir Woodbine Parish fue designado encargado de negocios del Reino Unido en Buenos Aires, con el rol de cónsul general, para ejecutar la política exterior de George Canning hacia la naciente república, constituyéndose ante ésta en el primer representante diplomático británico (1825-1832).
Parish era primo de los comerciantes John y William Parish Robertson, de importante influencia en el Río de la Plata, donde residieron durante las guerras revolucionarias, presenciando diversos hechos trascendentales de la época, acumulando de paso una considerable fortuna.
Durante su gestión, jalonada de notables eventos, el flamante diplomático firmó el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre las Provincias Unidas del Río de la Plata y el Reino Unido, el 2 de febrero de 1825, también acompañando el reconocimiento oficial de parte de Su Majestad a la independencia del país.
Volcó, Parish, la experiencia recogida, en una obra titulada "Buenos Aires y las provincias del Río de la Plata desde su descubrimiento y conquista por los españoles", publicada en Londres en 1839, donde muestra, de modo explícito, el carácter de su misión.
Sin duda, el objetivo principal de la tarea fue recolectar información sobre Buenos Aires y demás regiones de Argentina, atento el desconocimiento que al respecto imperaba en la Europa de entonces.
"Al partir yo para Sudamérica, Mr Canning, en sus palabras de despedida me hizo el encargo siguiente: 'Enviadnos, me dijo, todos los datos que podáis adquirir con respecto a los países adonde vais; y mapas, si los hay'. No hay duda que estaba convencido, como me convencí yo aún con más razón cuando llegué a Buenos Ayres, cuan pequeño era el conocimiento que se tenía en Europa, aunque más no fuese, de la geografía del interior de estas antiguas colonias Españolas".
El libro de Parish no es una crónica de viaje por el país, aunque describe con amplitud sus provincias, sin cronología ni circunstancias, recogiendo impresiones interesantes sobre costumbres y recursos, en lo que constituye un ensayo histórico de la jurisdicción donde le correspondió un prolongado desempeño.
En sus recorridos, el itinerario del embajador Parish habrá tenido como trayecto excluyente el viejo camino real de los inicios de la colonización, desde donde podría apreciar lo que más impactaba a todos los viajeros en la época, transitando la inmensa y solitaria llanura de la pampa argentina. Y valorar en su marcha la transformación de esas planicies sin árboles en un entorno más amable al ojo hu-mano.
"Viajando de Buenos Aires, después de pasar la posta del Fraile Muerto, sobre el río Tercero, el aspecto del país principia a cambiar: presenta ya sus ondulaciones, y al fin se encuentra término al monótono paisaje de las Pampas, por entre las que no se ve otro árbol más que uno que otro solitario ombú, alzándose como un marco gigantesco en aquellas llanuras interminables. El viajero se complace al fin en la vista de arboledas y bosques, que se van haciendo más densos cuanto más se aproxima a las sierras de Córdoba".
Así señalaba el embajador la frontera entre regiones geográficas, al tiempo que agregaba algunas consideraciones sobre la flora lugareña, predilección quizás asociada a su nombre de pila, de botánico significado en lengua castellana, desplegada en diversos tramos de su obra.
"En su mayor parte los árboles son variedades de la familia de las mimosas, en extremo cubiertos de espinas. Es esta peculiaridad tan notable en aquellos parajes, que recuerdo a un caballero nativo de Córdoba que habiendo venido a Buenos Aires mientras yo residía en esta ciudad, se manifestó sobremanera sorprendido al notar que la mayor parte de los árboles que encontraba en las quintas alrededor de la ciudad, y que casi todos serían probablemente de origen europeo, no estaban cubiertos de espinas, como los de su provincia".
El itinerario de Woodbine Parish reproduce, entonces, la derrota que había venido consolidándose desde la creación del correo oficial, a mediados del siglo XVIII y que, con algunas variaciones, es similar a la de Carrió de La Vandera en sus dos grandes derivaciones carreteras.
En la sucesión de postas desde Buenos Aires hasta la frontera con Bolivia, Mr. Parish ya identificaba -como ano-tación aclaratoria- bajo la condición de "pueblo" a San An-tonio de Areco y a Fraile Muerto; y en carácter de "ciudad" a Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán, Salta y Jujuy, dentro de una carrera total de 523 leguas.
En el itinerario de Buenos Aires a Mendoza, que por el camino real hace un recorrido común hasta Esquina de Medrano, en provincia de Córdoba, Parish repite la identificación de San Antonio de Areco y de Fraile Muerto como "pueblo", agregando a San Luis en el elenco, cuando tuerce hacia la capital andina; y a Río IV, la incluye como "villa", para una andadura que alcanza las 319 leguas.
Y a propósito de connotaciones urbanísticas, agrega una mención puntual sobre la provincia de Córdoba, considerada por el autor como la más importante después de Buenos Aires.
Allí refiere su situación demográfica que cuenta, según el censo de 1823, con unas 85.000 almas, de las cuales 12 o 14 mil residen en la ciudad capital, concluyendo que la mayoritaria población rural se originaba en la preferencia de los trabajos pastoriles por sobre los agrícolas, costumbres que contribuían a que la gente de campo se encontrara desparramada, reuniéndose muy poco en poblados. Y aquella preferencia derivaba de los excelentes pastos que se producían en la región dada la cantidad de ríos y arroyos que, descendiendo de las serranías, regaban y fertilizaban las llanuras inferiores.
Todas impresiones selectivas de un funcionario que transitaba el territorio nutriendo su obra con observaciones diversas, en el afán de esclarecer la geografía y otros as-pectos de un país desconocido en gran parte del mundo. Labor destacada, por cierto, tomando en cuenta las limitaciones del teatro de sus operaciones, donde la cartografía era escasa y los archivos poco disponibles, en un escenario donde se había librado una guerra independentista y ahora se debatía entre conflictos civiles en búsqueda de una organización nacional.
Concluido el cometido de Mr Parish, quedó definida la acción diplomática británica hacia el Río de la Plata, que continuarían sus sucesores, inmediatos y subsiguientes, hasta la actualidad, periodo próximo a cumplir doscientos años del vínculo formal entre Argentina y la entonces potencia dominante en el mundo.
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